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¿Qué es la Renovación Carismática
Católica?
La RCC surgió en 1967 cuando
algunos estudiantes de la Universidad de Duquesne (Pittsburgh,
Pennsylvania - EE.UU.) participaron en un retiro
durante el cual experimentaron la efusión del Espíritu Santo y la
manifestación de algunos dones carismáticos. Desde entonces, la RCC se ha
difundido rápidamente por todo el mundo. Actualmente más de 100 millones de
católicos participan de la espiritualidad de la RCC en 200 países. Tiene un
Consejo Internacional (ICCRS – International Catholic Charismatic Renewal Services) reconocido por el Consejo Pontificio para los
Laicos.
La Renovación
Carismática Católica (RCC) es una corriente de gracia por medio de la cual
el Espíritu de Dios nos lleva a vivir de manera vivencial la realidad del
Cuerpo de Cristo. La Renovación es una conversión y entrega constante a
Dios, una docilidad creciente al Espíritu Santo. De allí que
para la Iglesia, la Renovación es un Pentecostés actual para renovar la
Iglesia de hoy. La RCC, más que ser un movimiento en la Iglesia, es la
Iglesia en movimiento. En ese sentido se expresó el cardenal Leon Joseph Suenens cuando
escribió en su Carta Pastoral para Pentecostés de 1973 lo siguiente:
“Digamos de una vez que no se trata de un Movimiento nuevo en el sentido
usual del término, sino de una corriente de gracias que el Espíritu Santo
hace surgir por todas partes. La Renovación Carismática no es un
movimiento, sino el moverse del Espíritu Santo”. Por su parte, monseñor
Alfonso Uribe Jaramillo (Colombia), la definió de esta forma: La
RCC es » Un mejor conocimiento de la
Persona y de la Obra del Espíritu Santo. » Una experiencia
profunda de su presencia en nosotros y de acción en nuestras vidas. » Una entrega sin limitaciones a la
conducción del Espíritu Santo y una constante docilidad para seguir sus inspiraciones. » Es la renovación
del amor en todas sus proyecciones (Del libro: “Conozca la Renovación
Carismática”).
El padre Benigno
Juanes s.j., destacado líder de la RCC de
República Dominicana, la define de esta manera: “La Renovación Cristiana en
el Espíritu Santo –como también se conoce en algunos países a la RCC– es el
redescubrimiento experimental del poder del Espíritu Santo en cada uno y en
la Iglesia, y la apertura a su acción, para vivir el Evangelio en plenitud
(hasta sus últimas consecuencias), para evangelizar con poder, ser testigos
de Cristo resucitado y renovar todas las formas de presencia –y servicio–
de Cristo en la Iglesia y en el mundo” (Del libro: “¿Qué es la Renovación
Carismática Católica y qué pretende?”).
La base teológica de la
Renovación Carismática está en el Misterio Trinitario y, particularmente en
el conocimiento progresivo de la Persona del Espíritu Santo y en su acción
insustituible e ininterrumpida en la Iglesia y en cada uno de nosotros.
Pero la Renovación no se centra exclusivamente en el Espíritu Santo,
minimizando la acción del Padre y la de Jesús. Muy al contrario, el
Espíritu Santo es quien da al cristiano testimonio de Jesús (Jn 15, 26) y quien lo capacita para que sea
testigo de su resurrección. Precisamente uno de los frutos de la Renovación
es la proclamación alegre que muchos están haciendo de un Jesús vivo,
«constituido Señor y Cristo por Dios» (Hch 2,
36) y a quien están sirviendo con gozo pascual.
Debemos conocer también
qué es la Renovación Carismática, según los Estatutos del ICCRS, aprobados
por S.S. Juan Pablo II. Allí se nos dice que: “La Renovación Carismática
Católica es un movimiento mundial, pero no uniforme, ni unificado. No tiene
fundador particular, ni un grupo de fundadores como muchos otros
movimientos. No tiene lista de miembros participantes. La Renovación
Carismática es la reunión muy diversa de individuos, grupos y actividades,
con frecuencia del todo independientes unos de otros, en diferentes grados
y modos de desarrollo, con diversos énfasis; y que sin embargo participan
de la misma experiencia fundamental y persiguen los mismos objetivos
generales”. Esta experiencia fundamental es la efusión del
Espíritu Santo –o bautismo en el Espíritu–, que es una renovación de las
gracias recibidas en nuestro bautismo sacramental, y que nos lleva a vivir
la vida nueva en el Espíritu.
En síntesis, podríamos
decir que los objetivos de la Renovación Carismática son:
» Fomentar la
conversión madura y constante a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.
» Fomentar una
receptividad personal decisiva a la persona, presencia y poder del Espíritu
Santo.
» Fomentar la
recepción y utilización de los dones espirituales, no solo en la R.C.C,
sino también en la Iglesia en toda su extensión.
» Fomentar la
obra de evangelización en el poder del Espíritu Santo, incluyendo la
evangelización de los no bautizados, la reevangelización de los cristianos
nominales, la evangelización de la cultura y las estructuras sociales.
» Fomentar el
crecimiento constante en santidad a través de la integración adecuada de
estos énfasis carismáticos en la vida plena de la Iglesia.
Más sobre la historia de la
espiritualidad carismática…
La Renovación Carismática
Católica tuvo sus orígenes en 1967, cuando un grupo liderado por William
Storey y Ralph Keifer, dos profesores laicos de
la Universidad de Duquesne, en Estados Unidos, decidieron orar juntos para pedir una efusión del
Espíritu Santo. Por influencia de dos jóvenes laicos de los Cursillos de Cristiandad, Ralph Martin y Stephen B. Clark, leyeron un libro pentecostal
llamado La Cruz y El Puñal en donde se narraba el ministerio cristiano del pastor
pentecostal David Wilkerson entre pandilleros neoyorquinos. La lectura llevó a los
interesados a acudir por indicación del párroco episcopal de la
iglesia Christ Church (Pittsburgh),
a un grupo de oración ecuménico, en casa de Florence Dodge, una
presbiteriana carismática, en donde recibieron su primera efusión
pentecostal en el Espíritu Santo. Luego habrían recibido el llamado
"don de lenguas" y otro tipo de carismas, como el de sanación, que son típicos de toda corriente pentecostal o carismática en cristianos
de otras denominaciones. En poco tiempo el movimiento se propagó a otras
universidades, como Notre Dame, en Indiana y East
Lansing, en Míchigan. Otro de los propagadores del movimiento carismático en la Iglesia
católica fue el pastor pentecostal David
du Plessis, quien contribuyó
al acercamiento del nuevo movimiento católico a las distintas corrientes
del pentecostalismo protestante. El reverendo du Plessis
participó en el Consejo Mundial de Iglesias de 1954 y 1961, y fue invitado para oficiar como representante
pentecostal en el Concilio Vaticano II.
Del 8 al 9 de abril de 1967 noventa personas, entre ellas algunos
sacerdotes, se congregaron en la Universidad
de Notre Dame en un retiro, para reflexionar sobre los acontecimientos
producidos en sus vidas, así como contextualizar la experiencia carismática
dentro del libro de los Hechos de los Apóstoles, así como una
nueva comprensión de la acción del Espíritu en la iglesia, produciéndose
entre ellos una fuerte experiencia con el Espíritu Santo. La narración
centrada en la experiencia de Duquesne la recogió
el teólogo Kevin Ranaghan, y la relata en su
libro Catholic Pentecostals (Pentecostales
Católicos), y la experiencia de Notre Dame está
más desarrollada en el libro de Edward O'Connor, The
Pentecostal Movement in the
Catholic Church (El
Movimiento Pentecostal en la Iglesia Católica).
A los pocos años de su nacimiento, la "renovación" traspasó
las fronteras de los Estados Unidos. A comienzos de los años 70, el
movimiento carismático arribó a América Latina, cuando algunos predicadores protestantes bautistas y católicos, en particular Francis MacNutt, fueron invitados por el sacerdote colombiano Rafael García Herreros, sacerdote eudista, quien dirigía una fundación social y eclesial llamada "Minuto de Dios" para ayudar
a familias necesitadas. Varios sacerdotes y laicos de dicha comunidad
religiosa se adhirieron a esta corriente como su sucesor, el padre Diego Jaramillo, allí nace el
primer Encuentro Católico Carismático Latinoamericano ECCLA celebrado del
19 al 21 de febrero de 1973 y que en principio reuniría a cuatro
sacerdotes, pero que terminó reuniendo 11 colombianos, 2 chilenos, 3
mexicanos, 2 de Puerto Rico, uno de Estados Unidos, uno de Venezuela y uno
de República Dominicana. Al siguiente año, 1974, recibió el ECCLA II con
200 delegados de 17 países; desde entonces el Minuto
de Dios se denominó "La Capital
Carismática", pues se ha convertido en un importante centro de
difusión del movimiento carismático en el ámbito regional, utilizando los medios de comunicación como
la radio (rccradio.fm) y la televisión (Lumen), organizando seminarios de
iniciación (los ya mencionados "Seminarios de Vida en el
Espíritu"), asambleas, congresos, misas, retiros y otro tipo de
actividades.
Al nacer en Estados Unidos, buena parte de los impulsores de la RCC son
de esa nacionalidad, pero con su extensión otros nombres engrosan una lista
de personas de distintas procedencias, como el capuchino Raniero Cantalamessa, que predica los retiros al Papa, el
sacerdote y exorcista indio Rufus Pereira, los laicos Pierre Goursat (en proceso de beatificación), Josette
y Gérard Croissant, Alfonso Uribe Jaramillo (obispo colombiano), Luis María Estrada (guatemalteco), Charly
García (peruano), Nany y Agustín Veytia (mexicanos), Max Walter Zimmermann (chileno), Osvaldo Cuadro
Moreno (argentino) y Malvina Modesto (dominicana), entre otros de una
larguísima lista que refrenda la variedad de lenguas habladas por el
Espíritu Santo.
En América Latina la Renovación Carismática ha tenido gran acogida, debido en parte
a las particulares características festivas y espontáneas de su población
que, además, está más abierta a aceptar la presencia sobrenatural como
parte de la vida cotidiana. En Argentina el sacerdote jesuita padre Alberto
Ibañez Padilla fue uno de los iniciadores del
movimiento carismático.
Hoy existen comunidades muy grandes que son polos de desarrollo de la
Renovación Carismática en todo el subcontinente. En Brasil, por ejemplo, existen las
comunidades Shalom y Canción
Nueva, de Monseñor Jonas
Abib; y en Santa
Cruz de la Sierra, Bolivia: La Mansión. Según investigaciones, Brasil, India, Filipinas, y distintos países de África son los lugares de mayor crecimiento de la experiencia
carismática a la fecha.25
El movimiento carismático tuvo un gran impulso en la década de 1970 y
un crecimiento más lento, pero sostenido, a partir de los años 1980.
En los distintos países latinoamericanos (a excepción de Brasil) y en España la Renovación Carismática se ha estructurado
sobre la base de las coordinaciones locales o nacionales que han tomado el
control del movimiento tras el empuje inicial de los años 70. Actualmente tiene cierta presencia en
organizaciones de la Iglesia, tanto de tipo laical como clerical o de vida consagrada. En la Europa no
latina y Norteamérica, por el contrario, la Renovación Carismática aparece
como un movimiento más libre, ligado a ciertas comunidades religiosas de
fundación reciente.
Prueba de lo diferente de la Renovación en países anglosajones es que
la base de datos del Comité Nacional de Servicio de Estados Unidos, incluye
a comunidades ecuménicas de la Fraternidad La Espada del Espíritu entre sus
miembros. Por otro lado, el antiguo presidente del ICCRS, Charles
Whitehead participa públicamente en eventos con pentecostales.
Vocación ecuménica e identidad
católica
La Renovación Carismática Católica llegó a lugares como América Latina
como una importación eclesial traída de Norteamérica con las novedades del
post Concilio Vaticano II. Para los carismáticos norteamericanos era normal que católicos y
protestantes colaborasen porque provenían de una sociedad plural,
con muchas religiones coexistiendo, dado que la tolerancia es exigencia de
la paz social y porque la Iglesia católica comenzó a buscar puentes de
reconciliación entre cristianos. Por todo ello, se ensayaron iniciativas de
grupos y comunidades interconfesionales e incluso grandes asambleas
ecuménicas, como la de Kansas City, Misuri en 1977.
A mediados de julio de ese año cincuenta mil personas se reunieron
allí, en lo que fue conocido como la Conferencia de Kansas City sobre la
Renovación Carismática en las Iglesias cristianas. Y de ese número
se podían contar bautistas, pentecostales, metodistas, presbiterianos,
luteranos, católicos, episcopales, menonitas, ortodoxos, judíos mesiánicos,
y grupos no denominacionales. Allí, el cardenal Suenens compartió el púlpito con el obispo de la Iglesia protestante del
movimiento de santidad más grande de los Estados Unidos en ese momento.
Organización
La Renovación Carismática suele tener como vehículo diversos difusores,
entre ellos los «grupos de oración», donde las personas se reúnen
periódicamente para alabar, adorar y bendecir al Señor, leer las Escrituras, ser catequizadas
y compartir su testimonio de conversión. Se organizan congresos carismáticos de alabanza para grupos en
particular, como, por ejemplo, de adolescentes y jóvenes, de la vida
consagrada, de matrimonios, de solteros, etc. o generales.
En estos congresos y en los grupos de oración se enfatiza la predicación, la oración, la glosolalia, la música, la alabanza, los testimonios de conversión de vida y las sanaciones milagrosas.
Adoración del Santísimo en un congreso carismático.
En la renovación carismática se encuentran dos grandes modelos de
organización. El primero, adoptado especialmente en América Latina, se
centra en grupos de oración parroquial, independientes entre sí, generalmente
sin estatutos ni superiores, sino solamente dirigentes, llamados servidores,
sin autoridad jurídica, pero siempre sujetos a la autoridad eclesiástica.
Cada grupo elige a algunos servidores que tienen como funciones principales
reunirse para discernir en la oración lo que conviene al grupo; proponer y,
si es necesario, coordinar los servicios apropiados, como la acogida,
orden, música (cantos para la oración), biblioteca, etc.; estar en contacto
con los representantes de la Iglesia; conectar con la coordinadora de la
zona y en general estar siempre al servicio de los demás integrantes de su
grupo o comunidad de oración.
También hay "coordinadores" zonales, regionales, diocesanos, estatales, o
departamentales, según el caso, encaminados especialmente a la organización
de eventos, cursos, asambleas, etc. El único superior religioso de la
Renovación Carismática es la jerarquía de la Iglesia Católica.
El otro gran modelo de organización es el de las comunidades de
alianza, que se dan cuando un grupo de carismáticos se compromete con
estatutos, votos, diezmos y otras estructuras. Este modelo surgió en
los Estados Unidos desde la Comunidad La Palabra de Dios, y ha tenido gran difusión en países como Francia, Bélgica, Italia y Alemania. Entre las comunidades de alianza más reconocidas por su desarrollo y
expansión internacional se encuentran el Pueblo de Alabanza, la Comunidad del Emmanuel, la Comunidad de las Bienaventuranzas y la comunidad Siervos de Cristo
Vivo. En Brasil, 16 de ellas se agrupan en la Fraternidad de Nuevas Comunidades del
Brasil (FRATER).
Se calcula que alrededor del 12 por ciento de los católicos son
carismáticos, de los cuales la mayor parte son latinoamericanos.
El ICCRS. El
CHARIS Órganos de Servicio y Coordinación
Oración de sanación en un templo carismático.
Habiendo nacido en los Estados Unidos, la Renovación Carismática se comenzó a estructurar como movimiento
organizado con cierta rapidez desde los años 70. Y tuvo necesidad
de coordinar a través de sus líderes internacionales las comunicaciones de
su desarrollo primero a través del su Oficina Internacional de
Comunicación, el ICO (International Communications
Office), que no era sino el escritorio de Ralph Martin, localizado
en Ann Arbor, Míchigan.
Posteriormente, en 1978, el ICO se convirtió en el ICCRO (International
Catholic Charismatic
Office), la Oficina Internacional de la Renovación
Carismática, al mudarse a Bruselas, Bélgica, bajo los auspicios del cardenal Leo
Jozef Suenens, arzobispo de tal sede. Con ello, la identidad del movimiento
carismático cobró un carácter más eclesial. El 25 de marzo de 1985,
el ICCRO se estableció en la ciudad del Vaticano.
Finalmente en 1993, el ICCRO se convirtió en el
ICCRS (en inglés, Servicios Internacionales para la Renovación
Carismática), al aprobarse sus estatutos. Su actual presidente es James
Alan Murphy, trabajador social norteamericano, predicador y autor de varios
libros y artículos de revistas.
El 6 de junio de 2019, se inauguró oficialmente el servicio CHARIS (Servicio Internacional para la Renovación Carismática Católica). Ese
día, las actividades del International Catholic
Charismatic Renewal Services (ICCRS) y la Fraternidad
Católica, las dos organizaciones internacionales reconocidas por la
Santa Sede que hasta ahora han prestado el servicio de Renovación en todo
el mundo, han cesado. El servicio CHARIS está subordinado al Dicasterio
para los Laicos, la Familia y la Vida.
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